El boxeador a su hijo
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«No me vas a creer esto… pero me cabias justo acá, en esta mano. Yo te cargaba y le decía a tu mamá: este chico será el mejor del mundo. Este chico será mejor que todos los que haya conocido.
Y creciste bueno y maravilloso. Era un privilegio verte crecer.
Y cuando llegó el momento de que encararas el mundo por tí mismo, lo hiciste…
Pero en algún momento cambiaste.
Dejaste de ser tú.
Dejaste que la gente te apuntara con el dedo y dijera que no eres bueno.
Y cuando la cosa se puso dificil, buscaste algo que culpar. Como una gran sombra…
¿Qué quieres que te diga? Algo que tú ya sabes: el mundo no es sol y arcoiris.
Es un lugar muy malo y desagradable y no importa lo duro que seas te va a poner de rodillas y dejarte así permanentemente si le dejas.
Tú, yo, nadie, pega más duro que la vida.
Pero no se trata de lo duro que pegues.
Se trata de cuán duro te peguen y puedas seguir adelante.
Se trata de cuanto aguantas y sigas adelante.
!Así es como se gana! Ahora… si sabes lo que vales, ¡anda a buscarlo!.Pero tienes que estar dispuesto a aguantar los golpes y no apuntar con el dedito y decir que no eres lo que quisieras ser por culpa de ese, aquel o nadie.
¡Los cobardes hacen eso y tú no eres así!
Eres mejor que eso.
Siempre te querré, no importa lo que pase… eres mi hijo… eres mi sangre… eres lo mejor que tengo en mi vida… pero hasta que no empieces a creer en tí, no vas a tener una vida…”
Sylvester Stallone en Rocky Balboa