En defensa de la Brujería

¿He de salir acaso en defensa de la tradición raíz? ¿Acaso las tormentas de los tiempos no han cesado de atacar la «vieja fe»?

Allá por donde pasaron los violentos conquistadores dejaron la sabiduría de nuestros ancestros entre tinieblas, entre mentiras y calumnias, entre castigos y miedos.

La palabra brujería es palabra española, propia de nuestra lengua. Surge de los origenes, de cuando tribus libres no habían sido dominadas por el romano. Palabra que se adjudicó a nuestras mujeres sabias, transmisoras de la savia natural del matriarcado original.

Palabra que ahora, tras tanta mentira y violencia, tal parece que no esconda ningún significado.

Me remitiré a la definición de ese diccionario aún por pulir en tantas cosas:

«Brujería (De bruja).: 1. f. Conjunto de prácticas mágicas o supersticiosas que ejercen los brujos y las brujas».

Origen por tanto la palabra «bruja»:

«Bruja.(Quizá voz prerromana).
1. f. Mujer que, según la opinión vulgar, tiene pacto con el diablo y, por ello, poderes extraordinarios.
2. f. lechuza (? ave rapaz).
3. f. En los cuentos infantiles tradicionales, mujer fea y malvada, que tiene poderes mágicos y que, generalmente, puede volar montada en una escoba.
4. f. coloq. Mujer fea y vieja.»

La condena fue grave…,nuestro origen clasificado como «del diablo»…, y nuestro amor considerado como «mujer fea y malvada».

Y todavía presumen de permanecer con sus doctrinas…,confraternizan con los ateos en criticar a los que quieran comprender el significado de la palabra. Violentos con la Naturaleza, ambos creen poseer el dominio del conocimiento.

¿Qué sabran de nuestra sabiduría?

La Madre Tierra sigue siendo cantada, la Luna sigue siendo contemplada.