Ochwïa Biano y Jung

 Cuenta el famoso psiquiatra europeo  en su biografía el primer encuentro con un hombre… » no europeo, es decir, con un hombre no blanco.Era un cacique del pueblo Tao, un hombre inteligente de entre cuarenta y cincuenta años. Se llamaba Ochwiä Biano (Lago de montaña). Pude hablar con él de un modo como raramente he hablado con un europeo. Evidentemente estaba preso en su mundo, como un europeo lo está en el suyo, pero ¡en qué mundo! Si se habla con un europeo, uno encalla siempre en lo conocido desde tiempo inmemorial y, sin embargo, nunca comprendido; en cambio allí uno navega por mares profundos y exóticos. En ello no se sabe qué es lo más fascinante, si la visita desde la otra orilla o el descubrimiento de nuevos accesos a lo remotamente conocido y casi olvidado.«Mira», decía Ochwiä Biano, «lo crueles que parecen los blancos. Sus labios son finos, su nariz puntiaguda, sus rostros los desfiguran y surcan las arrugas, sus ojos tienen duro mirar, siempre buscan algo. ¿Qué buscan? Los blancos quieren siempre algo, están inquietos y desasosegados. No sabemos lo que quieren. No les comprendemos. Creemos que están locos».Le pregunté por qué creía que todos los blancos están locos.Me respondió: «Dicen que piensan con la cabeza.»«¡Pues claro! ¿Con qué piensas tú?», le pregunté.«Nosotros pensamos aquí», dijo señalando su corazón.Quedé sumido en largas reflexiones. Por vez primera en mi vida me pareció que alguien me había trazado un retrato del auténtico hombre blanco.»

C.G. Jung (1875-1961)