La revelación extraterrestre
– Efectivamente – afirmó aquella extraña criatura delante de mí – la humanidad es un experimento genético que realizamos hace decenas de miles de años.
Aquello apaciguó por fin mi ansia de saber. No explicaré la larga busqueda que tuve que realizar para conseguir ser abducido por una nave extrarrestre. Las interminables noches en vela mirando el cielo, las arduas pesquisas para hallar los lugares más favorables para el contacto.
El hecho es que por fin mi teoría había sido demostrada. La lógica conclusión de la ciencia era que el paso del mono al hombre exigía una explicación, y ese famoso «eslabón perdido» era la intervención extraterrestre.
Satisfecha por fin mi explicación una terrible duda me asaltó. Confuso, contemplando el intricado sistema de luces de la nave, volví a preguntar.
– ¿Y ustedes de donde vienen? – pregunté.
– Nosotros fuimos a su vez un experimento genético de los Antiguos – respondió aquella criatura que procedía de miles de años-luz.
– ¿Los antiguos? – exclamé.
– Sí, ellos, igual que nosotros con vosotros, tambien intervinieron mezclando su código genetico con nuestra especie hace cientos de miles de años.
Comencé a notar que la cabeza me daba vueltas, miré mi entorno como si todo fuera una alucinación.
– ¿Y entonces ellos…de donde proceden?- musité sintiendo un cierto vertigo a la locura.
– De Dios naturalmente – inclinó la cabeza el alienígena.