Toro Alegre
Un día Toro Alegre se encontró en su camino con una imagen grabada en el suelo. La tierra era verde, y en ella había marcada un gra circulo con otro más pequeño como punto central.Lleno de curiosidad ante aquella extraña percepción decidió hacer noche allí, dejar por hoy la caza. Hizo el fuego y calentó su comida. De pronto, tras el ocaso, pasado el tiempo de la espera, apareció una luz poderosa que cayó sobre el centro del círculo formando una columna blanca. De ella surgió una figura humana que hizo el gesto de paz al cazador, provocando que éste se levantara y mirara maravillado.
– Soy el Mañana que viene a verte – le dijo la figura.
Hacía tiempo que el cazador había pedido una señal, y ahora la escuchaba con callada expectación.
– Bienvenida seas – exclamó Toro Alegre.
La figura sonrío y un aura de luz caleidoscópica se mostró ante los ojos del cazador. Este inclinó la cabeza con curiosidad y centró su atención en aquella luz que surgía del cuerpo. Su naturaleza era semejante al Sol.
– Eres de fuego – continuó – o mejor como el arco iris.
Al igual que el rayo cuando cae deja en la tierra el fuego buscado, así era esta situación pensó en sus adentros recordando sus leyendas. La figura volvió a sonreir y entonces comenzó a cantar. Su música hizo que el corazón del bravo cazador se enterneciera, se volviera tan blando como carne de recién nacido. El cazador escuchó embelesado la melodía, los puntos y contrapuntos, el ritmo, y todo era uno.
De súbito volvió a surgir la columna de luz sobre la figura y ésta desapareció como el relámpago.
Toro Alegre quedó un rato pestañeando. Luego comenzó a acercarse a aquél circulo y pasó largo tiempo decidiendose a entrar en el círculo, romper aquella línea establecida en la tierra. Finalmente entró, sintiendo que entraba en un espacio mágico,y se dirigió hacia el centro del círculo. Cuando llegó al centro de él surgió espontaneamente la misma canción escuchada.
Allí quedó hasta que el Sol volvió a aparecer por Oriente.El cazador había quedado absorto repitiendo una y otra vez la música que había escuchado, mirando el círculo que le rodeabay recordando la visión experimentada. Saludó a la Luz Naciente y decidió salir del círculo , pues tenía de nuevo que ir en busca del rastro de la presa.
Comenzó a andar largo rato. De vez en cuando miraba hacia atrás y quedaba parado, como perdido en la pradera. . Su alma ya no era libre como el viento para seguir todos los caminos, sino que algo en su interior había quedado agarrado a ese círculo, como si hubiera echado raíces semejante a una planta que nunca se desplaza.
Sus marchas ya no serían tan sólo la senda de los animales, también habría una senda para dirigirse a ese círculo. Un lugar especial donde recordar aquel Mañana.
De su experiencia tan sólouna imagen y una canción. La contaba llevando a su gente a aquel especial punto donde estaba grabado el circulo. Unos le creían y otros no, a unos les gustaba la cancion y otros no. Y a todos les decía que él no podía expresar con palabras lo que vió, ni cantar aquella música tal como la escuchó.
Los que le creyeron comenzaro a cantar aquella música, y con el tiempo más músicas surgieron de la que había transmitido Toro Alegre.A éste le enterraron al lado del círculo, y así quedó grabada en la memoria esta historia que os he contado.